La historia de Bella Vista está íntimamente
ligada a la familia Aznárez. Don Gregorio Aznárez nació en 1861
en Villa Mendigorria (Navarra) y a la edad de nueve años llegó con sus padres y
hermanos al Uruguay. Desde muy jóven estuvo vinculado a la industria azucarera
en el Uruguay extraída a través del cultivo de la remolacha azucarera. Cuenta
la historia que en 1891 conoce al Ingeniero Luis Torrosella, quien había
obtenido la concesión para refinar azúcar en el Uruguay, y al francés Félix
Giraud, que instaló en Montevideo la primera refinería de azúcar, denominada
Refinería Oriental, acuerdan complementar capacidades y a Don Gregorio Aznárez
se le asignó la tarea de elegir el lugar para instalar la fábrica. Entre los
años 1897 -1900, como parte de su búsqueda, llega a “Estación La Sierra”. Recorre la
zona y se encuentra con estas tierras de muy buena calidad bordeadas por
el Arroyo Solís Grande, entre el Río de la Plata y la Sierra de las Ánimas.
Tierras que además contaban con la Terminal del Trenes del Este
inaugurada en 1895, lo que implicaba trasporte para la producción. Se eligió
este punto porque, además, era el único lugar protegido de la langosta
migratoria, que cuando venía de Brasil arrasaba con todo. Estas tierras eran
ideales porque de un lado estaba el mar, que la langosta no cruzaba, y del otro
lado, la Sierra
de las Ánimas, que tampoco la cruzaba. Por todo ello deciden la compra al
Sr. Tulio Acosta de 3000 hectáreas. A partir de allí comienza el
cultivo de remolacha en la zona y la instalación de la fábrica.
En 1900 Gregorio Aznárez se casó con Julia
Simondino con quien tuvo cuatro hijos, por su orden: Julio Gregorio, Gloria,
María Paulina y Jorge Alejandro.
En 1903 da comienzo la primera producción
nacional de azúcar de en el Ingenio La Sierra. Años más tarde se constituyó la Sociedad Anónima (Remolacheras y Azucareras del Uruguay).
Don Gregorio Aznárez murió en 1951, siendo
aún presidente del directorio de Rausa.
Posteriormente se construyó la Hostería, que en aquel
momento se llamaba “La Boya”,
y que quedó como el centro del balneario. A su alrededor se fueron construyendo
casas en terrenos generalmente ofrecidos por la familia Aznárez a personas de
su amistad. El Arq. Rafael Lorente fue quien realizó las primeras casas en el
entorno de la Hosteria,
lo que era propiamente la “zona de los veraneantes”. Su arquitectura netamente
intimista hacía que cada uno viviera en su propio mundo, de espaldas a la calle
y generalmente rodeados de árboles. Los terrenos eran y aún hoy son, de
una superficie mayor a la que presentan otros balnearios de la zona.
Hostería Bella Vista |
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